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Forjadores de un sueño

Durante los años 30 y 40 el teatro decae notoriamente. El cine sonoro se adueñó de la preferencia del público y para los empresarios representaba menos problemas, menos gastos y mejores ganancias. A esta situación vivida en toda América se agrega en Chile la decadencia artística: nuestro teatro se mantenía impermeable a la renovación teatral de toda Europa que influía también en nuestro continente.


“La generación de 1941 fue la primera en captar y aplicar ese valioso legado de los renovadores europeos. Fue también la primera en proponerse la tarea de enfrentar lo nacional de manera consciente y dialéctica en cuanto al hombre y en cuanto al tema”(2).
 

Atecedentes significativos para el surgimiento de los teatros universitarios :
 

El teatro es un fenómeno que se produce dentro del contexto socioeconómico de un lugar y de un tiempo determinado. Es por eso que no puede pasar inadvertido un cambio político muy importante producido en Chile en  1938: llega al poder con el profesor Pedro Aguirre Cerda el Frente Popular. Ésta era una agrupación de los partidos políticos que representaban al proletariado y a la burguesía progresista que significó cambios económicos y sociales para Chile. “El país se despereza y se rejuvenece, y se ve que es posible realizar muchas de las cosas que antes estaban en el mundo de las ilusiones”(3).
 

Otro factor importante es la llegada a Chile, en 1937, de la compañía de teatro de Margarita Xirgú, traía la poesía de García Lorca. Era un teatro nuevo, donde los actores vivían sus personajes.
 

El entonces rector de la Universidad de Chile Juvenal Hernández, tuvo fe en los jóvenes entusiastas de ese momento. En algunas escuelas universitarias había grupos de teatro. En el Instituto Pedagógico estaba Pedro de la Barra, hombre de menos de treinta años en ese entonces, que fuera después el formador de todos los que constituyeron la generación del 41. En la escuela de Derecho, Domingo Piga dirigía un grupo. No tenían más experiencia que sus actuaciones como aficionados estudiantiles y unas ansias inmensas de hacer teatro como hasta ese momento no se había hecho en Chile. Sentían que tendrían que dedicarse en definitiva al teatro, ya no como una actividad complementara, robándole horas a las carreras que seguían, sino profesionalmente. Así, muchos dejaron sus estudios profesionales y renunciaron a ser abogados y profesores de castellano, de inglés, o de historia.



(2) Teatro Chileno del Siglo XX , Imprenta Lathrop, 1964, pág. 73
(3) Teatro Chileno del Siglo XX , Imprenta Lathrop, 1964, pág. 75

Programa de actos conmemorativos y del Primer Festival de Teatro Chileno,  1951

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