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Su trabajo en el TUC 2

Jorge Lillo también se ocupó de abordar el problema de la conformación de un público de teatro universitario en Concepción, impulsando una activa campaña de promoción  de la obra.  Estas fueron sistemáticamente apoyadas por los discursos periodísticos de la época, que invitaron a la primera conferencia-espectáculo, dictada por Lillo, sobre el texto dramático; y que difundieron el debate sobre Todos son mis hijos que sería transmitido por Radio Simón Bolívar, en el que fueron anunciados:  Galo Gómez, Presidente de la Federación de Estudiantes; Gonzalo Rojas; Alfredo Lefebvre; Jorge Lillo; Brisolia Herrera; Ricardo Pérez y Raúl Iturra.

Según Lefebvre, las iniciativas de difusión tuvieron éxito pues el día del estreno “el viejo Teatro Concepción tenía completas sus butacas, todas las entradas habían sido vendidas y los aplausos fueron más ardientes que en otras ocasiones”.  El trabajo desarrollado entre Jorge Lillo y el elenco del TUC, aparentemente tuvo un final exitoso, no sólo porque la puesta en escena de Todos son mis hijos”  fue celebrada por los tres medios de prensa de la época, sino porque las relaciones entre el Director y su elenco fueron óptimas (...) “Jorge Lillo fue un maestro experimentado y sereno en las horas de trabajo y un amigo cordial y simpático en los momentos de descanso”.


 

El trabajo de dirección fue evaluado según la consideración de tres criterios:  calidad del montaje en relación al tiempo del que había dispuesto Jorge Lillo para prepararlo, “con escasos dos meses de trabajo intensivo ha presentado una de las obras difíciles de la dramaturgia contemporánea”; rigurosidad del Director para interpretar exactamente el texto dramático, “subordinó las múltiples fases auditivas y visuales, el ritmo, movimiento y pausas, al sentido de la obra, y lo más interesante, desglosó ordenadamente los diversos valores de la pieza, sin desequilibrar el conjunto en preferencias por alguna idea, matiz, situación o personaje”, y habilidad de Lillo para organizar “armónicamente los desplazamientos y colocaciones de los actores en el tablado, los gestos y actitudes que mostraban su percepción de la armonía controlada por una gran sobriedad”.
La Patria tituló varias crónicas sobre el montaje de Todos son mis hijos:  “El teatro Universitario de Concepción es una valiosa realidad, asegura el señor Jorge Lillo”.  En este caso el periodista optó por realzar la importancia de apoyar y valorar a este elenco local considerado “valioso” por una de las voces teatrales autorizadas a nivel nacional, como era Jorge Lillo, uno de los fundadores del Teatro Experimental de la Universidad de Chile.

El Teatro Universitario de Concepción amplió el año 1953 su quehacer artístico hacia la función docente.  En abril inició sus actividades la ansiada Escuela de Arte Dramático, dirigida por Brisolia Herrera, iniciativa dependiente del Teatro Universitario de Concepción. La escuela de teatro tenía como principal objetivo la preparación de los futuros actores y actrices del Teatro de la Universidad de Concepción.  Para ello, en su primer año de existencia contempló el ofrecimiento de tres asignaturas:  Actuación, a cargo de Gastón Von Dem Bussche;  Dicción e impostación de la voz, dictada por María Teresa Montenegro;  e Historia del Teatro, ofrecida por Brisolia Herrera, sumándose durante el segundo semestre las clases de Actuación impartidas por Jorge Lillo, Director visitante.

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