Teatro de la Universidad de Chile
“Éramos un grupo de “locos deschavetados” que se decidieron a dejar el porvenir de las profesiones liberales, por la incierta aventura económica del teatro, determinación que, lógicamente asestó un golpe de muerte a las esperanzas de nuestros padres y familias, que esperaban de parte de nosotros actitudes “serias” frente a la vida”.
Jorge Lillo Nilo
Luego del triunfo del frente popular en 1938, con la elección de Pedro Aguirre Cerda, comenzó una nueva etapa para el país, ya que trajo consigo un nuevo empuje para el desarrollo de la cultura chilena. En este contexto, nuevos grupos de música, danza y otras artes empezaron a renacer, influidas además por la presencia en Chile de personas o grupos provenientes de otros países, principalmente europeos, gente que huía de la Segunda Guerra Mundial, o que llegó luego de la Guerra Civil Española.
Una de estas figuras, don José Ricardo Morales, español que había trabajado con García Lorca en la compañía “La Barraca” , fue uno de los agentes gatilladores que impulsó a Pedro de la Barra, junto a otros jóvenes estudiantes del Instituto Pedagógico, a fundar en febrero de 1941, cuando las condiciones fueron lo suficientemente favorables, el TEATRO EXPERIMENTAL DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE, lanzándose a la tarea de crear una expresión escénica adecuada a las nuevas necesidades. Sus ambiciones fueron sintetizadas en cuatro puntos fundamentales:
1.- Formación de un teatro- escuela.
2.- Creación de un ambiente teatral.
3.- Difusión de valores clásicos y modernos.
4.- Presentación de nuevos valores.
Parte de la platea del Teatro Municipal de Santiago y Escenografía de "Volpone". Dirección de Jorge Lillo. En escena Agustín Siré. Fotografía de René Combeau.
Por último, hay un importante antecedente chileno y universitario inmediato de la generación del 41: La Orquesta Afónica. Juego musical creado por el estudiante de francés del Instituto Pedagógico, Moisés Miranda. Era una orquesta formada sólo de voces que hacían un espectáculo cantando numerosas melodías, a varias voces y pasando de una a otra composición musical sin transiciones. Bajo la dirección de Pedro de la Barra, este espectáculo juvenil se convirtió en el gran éxito artístico los años anteriores al 41. Esta actividad fue el germen de donde creció luego un grupo teatral del Pedagógico, el CADIP y el pequeño Teatro Universitario y, finalmente, el Teatro Experimental.